JAVIER VIAJÓ CON SU AUTO HASTA RIO DE JANEIRO Y CABO FRIO

Este viaje se inició el Sábado 28 de Diciembre. Nuestro objetivo era llegar a Angra do Reis tres días después, el 31 para pasar el año nuevo en un velero alquilado y recorrer las playas de las islas de Angra por 5 días. Luego pasar por Río de Janeiro (solo pasar y ver) y conocer brevemente las playas de Cabo Frío y Arraial do Cabo para una posible futura visita. Luego queríamos conocer la ciudad imperial de Petrópolis y regresar por otro camino para llegar a las Cataratas del Iguazú y que los nenes las conocieran.

Llegamos a casa 15 días después. Viajamos 6400 km, pero eso no es un problema, siempre el viaje es parte de nuestras vacaciones y también nos encanta conocer el interior de Brasil. Fuimos dos adultos y dos niños de 5 y 7 años en un Peugeot 207 naftero. Viajamos sin ninguna reserva ya que nuestro itinerario era abierto y siempre conseguimos habitación triple + uno, así que nos acomodamos todos en una sola habitación. Todos los consumos en Brasil (excepto los peajes) los pudimos pagar con tarjeta de débito sin ningún problema. Todos los hoteles, todas las estaciones de servicio, y todos los supermercados. En Argentina fue al revés. Rara vez los gastos de combustible, hoteles y comidas aceptaban débito o crédito. Así que mi recomendación es que en Argentina lleven suficiente dinero en efectivo. El alojamiento en Brasil lo pagamos (en promedio) 230 reales por día con desayuno en habitaciones con frigobar, aire acondicionado, internet wifi y cable; la gasolina la pagamos en promedio 3 reales ($12), en Argentina pagamos ($11). Los dos hospedajes en Argentina (en ambas fronteras) costaron $450 por día, o sea un poco más de la mitad de lo que pagamos en Brasil. Aclaro que ni las comodidades ni el desayuno se parecían a los del otro lado.




Algo que nos llamó mucho la atención es que los peajes del lado brasileño son (en relación al valor del combustible) muchísimo más caros que acá y son muchos peajes. Pagamos 300 reales en 47 peajes brasileños, algunos de 1,80 reales pero otros de hasta 14,20 reales y les recordamos a todos que sólo pueden pagarse en moneda local, en efectivo. Ese dinero se veía en el estado de las rutas, aunque no podemos negar que las rutas nacionales 12 y 14 están en perfectas condiciones y los peajes son mucho más económicos. Les cuento que en una de las rutas brasileras había letreros en cada cabina de peaje que recomendaban conservar los tickets porque había un proceso judicial abierto que cuestionaba la validez de las tarifas y eventualmente reconocerían la diferencia. Antes de salir cargamos nuestro GPS con los mapas actualizados de las regiones que íbamos a recorrer de Argentina (mapear) y de Brasil (tracksource) y también con todos los POIs de los radares y puestos policiales. Las fotomultas (casi todas señalizadas) estaban frecuentemente en las zonas urbanas pero de tanto en tanto en algún lugar aislado también. Sólo vimos un radar móvil. Así que el GPS y nuestro viejo Atlas de Rutas Firestone del 2004 fueron más que suficientes para llegar a dónde queríamos. Tanto a la ida como a la vuelta decidimos que el tramo Argentino lo haríamos en un solo tirón. Es una ruta conocida y nos animamos a viajar de día y de noche. En Brasil sólo viajamos de día. Elegimos salir por el paso fronterizo de Bernardo de Irigoyen - Dionisio de Cerqueira porque ya lo conocíamos. 

Es poco turístico y por lo tanto hay poca gente. Los trámites son rápidos a cualquier hora que llegues y eso vale oro. Cuando regresamos por Iguazú cruzamos a media tarde De Dionisio a Curitiba pasando por Guarapuava el camino es una ruta ida y vuelta con bastantes peajes caros, con camiones pero ágil. Nos quedó la duda qué hubiera pasado si hubiéramos ido por Mafra que es una ruta aparentemente menos importante. Desde Curitiba hasta San Pablo y luego a Río de Janeiro hay una autopista de doble mano con peajes más económicos por la que se viaja muy bien. Nuestro objetivo del segundo día era la ciudad de Registro para hacer la mitad del camino a nuestro primer destino, Angra. En importante que sepan que desde Curitiba hasta Registro son prácticamente 200 Km de autopista en la montaña donde hay muy pocas estaciones de servicio y ninguna ciudad dónde quedarse a dormir. El código de tránsito brasileño cobra multa a quién se quede sin combustible. Sépanlo. 
El tercer día debíamos ir de Registro hasta Angra do Reis y nos advirtieron que no fuéramos por Aparecida-Parati porque el camino estaba malo. Lo que no nos dijeron es que el camino recomendado Taubaté-Ubatuba tiene cerca de Ubatuba muchas curvas, muy cerradas y en bajada que deja insignificante al camino caracoles de la vieja ruta 7 . 



Fue divertido pero para corazones (y embragues) fuertes. Nuestra navegación por las islas de la Bahía de Angra fue maravillosa y afortunadamente el pronóstico que anunciaba lluvia todo el tiempo, le erró muy mal. Si alguien quiere visitar la Isla Grande no necesita un barco, se puede tomar un ferry hasta Abrao y hospedarse allí. Hay senderos por toda la isla que llevan a las principales playas. Entregado el velero hicimos noche en la ciudad de Angra y al día siguiente nos fuimos con rumbo Río de Janeiro para pasar por sus playas para una mirada rápida ya que no teníamos hotel reservado y todo el equipaje en el auto. Conocimos Barra de Tijuca (maso para nuestro gusto) y luego pasamos por Leblon, Ipanema, Copacabana y Botafogo. 

Era el primer Domingo de Enero y por supuesto estaba todo lleno. Ya habíamos estado ahí hace unos años y siempre mantiene su atractivo. Cruzamos el puente a Niteroi admirando la vista del puerto de Río y encaramos para Cabo Frio. Como ya habíamos averiguado que la ocupación estaba a tope decidimos hacer base en una ciudad 100 km antes de llegar que se llama Río Bonito. Nos hospedamos ahí y al día siguiente (y sin el equipaje en el auto) fuimos a darle una vuelta a Cabo Frío y alrededores. 

El agua de Cabo Frío es un poco más fría que lo habitual en Brasil pero se compensa con el calor reinante. La arena es bien blanca y fina (parece harina). El día que fuimos estaba ventoso y había bastantes olas. La ciudad está en una de las márgenes de la bahía y para temporada está bastante ocupado, recomiendo que se hospeden retirado del centro de la ciudad, no sólo por la ocupación sino porque para el lado de Arraial cruzás la vereda y estás en la playa, en cambio en la parte del centro hay médanos en el medio y hay que caminar bastante hasta acceder a la arena. Es una playa para quedarse, hermosa, mucho más que las playas de Buzios que ya conocíamos de otro viaje. Arraial do Cabo tiene varias playas, la principal estaba imposible de gente, muy bonita pero no nos pareció la mejor opción, también hay playas extensísimas y casi vírgenes con muchas olas que observamos desde un mirador en lo alto de la ciudad. Regresamos a nuestro Río Bonito y al otro día emprendimos el regreso pasando por la Ciudad Imperial de Petrópolis, para una mirada rápida, varios palacios, uno convertido en hotel, todo en medio de la sierra, un paisaje precioso. 






La ciudad bien instalada y conservada, se notaba que allí había gente de dinero. Continuamos el regreso por la BR 116 y nos hospedamos en Aparecida que sería el equivalente a la ciudad de Luján en Argentina. Aquí también hay una virgen que en 1717 apareció milagrosamente en un río cercano. La devoción fue creciendo y en 1930 se nombró a Nuestra Señora Aparecida la Patrona de Brasil. Lo importante para el viajero es que hay montones de hoteles para elegir aquí. Paren cualquier día excepto el 12 de Octubre que se llena todo. El segundo día del regreso tomamos una ruta distinta que la de ida yendo un poco más al norte ya que nuestra intención era ingresar por Puerto Iguazú así que apuntamos a Londrina, una ciudad de la que habíamos oído hablar. Toda esta región es fuertemente agrícola, especialmente sojera y no hay mucho más que contar. La ciudad es linda y está bien equipada. Muchos japoneses se instalaron aquí cuando llegaron como inmigrantes. El último día de viaje en Brasil pasamos por una localidad super pintoresca llamada "Matelandia" donde nos sacamos la foto obligada. 

Los Brasileños no tienen complejos a la hora de poner nombre a sus ciudades (en la región también existe una Cafelandia). Acá se termina el recorrido en auto dentro de Brasil. Pasamos dos días en Puerto Iguazú, visitamos las cataratas y en 16 horas de viaje estuvimos de vuelta en casa. Espero que les haya gustado y cualquier pregunta que pueda responder lo haré con gusto.

Javier Artaza

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